14.8.06

¿POR QUÉ ORAMOS AL GOHONZON?



Porque sin duda es el único medio accesible a todas las personas para manifestar la budeidad inherente a la vida de cada uno. Nichiren corporifico su iluminación en el Gohonzon para que toda la humanidad alcanzara ese estado de máxima felicidad. Es decir, que es orar a nuestra vida para extraer fuerza vital y máxima sabiduría para accionar.

Dijo Nichiren Diashonin:

Una persona ciega no puede ver los caracteres del Sutra del loto (el Gohonzon), los ojos de un mortal común los ve de color negro. Las personas en el estado de los dos vehículos los ven incoloros. Los bodhisattvas los ven en diferentes colores, mientras que una persona en la que la semilla de budeidad ha alcanzado una madurez plena los ve como Budas. Así que el Sutra declara: si uno puede sostener este sutra, estará sosteniendo el cuerpo del Buda.

¿DE QUÉ MANERA SE CONCRETAN NUESTRAS ORACIÓN?

(Conversaciones del presidente Daisaku Ikeda de febrero de 1998, publicadas
en Tesoros para la Vida 3/99):


"Pueden orar por cualquier cosa que entiendan puede ser útil a la felicidad de los demás. Por ejemplo, pueden orar por mejorar, por ser determinada clase de persona. Básicamente, es posible orar por todo lo que uno ansíe. Pero no les aconsejo que oren por cosas negativas. Hacer daimoku por algo que puede obstruir su propio avance hacía la felicidad o la de los demás terminará produciendo un efecto negativo en su vida. La clave para que nuestras oraciones tengan respuestas es orar en sintonía con el ritmo universal".

Todas nuestras oraciones tienen respuestas:

"El Gohonzon nos permite concretar todas nuestras oraciones. Cada una encuentra su respuesta. Nichiren Daishonin escribe: “Aunque uno pudiera apuntar a la tierra y errarle, aunque pudiera ceñir el cielo, aunque pudiera cesar el flujo y reflujo de las mareas y el sol se elevará por el oeste, jamás podría ocurrir que las oraciones del devoto del Sutra del Loto quedarán sin respuesta."

El señor Toda solía decir: “Obviamente, cuando uno golpea una campana, obtiene un sonido muy distinto según sea que la sacuda con un escarbadientes con palitos para comer o con un badajo. La campana es siempre la misma, pero si uno golpea con fuerza, resuena potentemente. Si uno golpea con vacilación, el sonido será débil lo mismo puede decirse del Gohonzon. El beneficio que recibimos depende íntegramente de la fuerza de nuestra fe y nuestra práctica."

La Fuerza de la Fe y de la Práctica:

"Como indican las expresiones Fuerza de la Fe y Fuerza de la Práctica, la fe es una suerte o de energía. Cuanto más grande es nuestra convicción de que las oraciones hallarán respuesta, es decir cuanto más fuerte sea nuestra fe, más poderosamente el Gohonzon (la Ley Mística) responderá a nuestras oraciones. La Fuerza de la Práctica abarca la fortaleza de su daimoku y la energía de su trabajo en bien del kosen-rufu, por la prosperidad de la sociedad y la felicidad de todas las personas. Cuanto más fuerte sea su práctica, por ustedes mismos y por los demás, más y más podrán tomar
contacto con las fuerzas del Buda y de la Ley, que están en el Gohonzon.
Pero aunque uno dice que las oraciones encuentran respuestas, en el Budismo de Nichiren Daishonin la concreción de nuestras aspiraciones no se produce de forma mágica o gracias a algún poder oculto. No es que hay un dios o ser iluminado en un reino distante, que se apiada de nosotros y concede lo que queremos. Así como hay leyes físicas que gobiernan la electricidad, y que el ingenio humano ha aprendido a utilizar en bien práctico, el Budismo ha descubierto y revelado la ley de la vida y el universo. Así como la luz eléctrica se inventó a partir de las leyes de la electricidad, Nichiren Daishonin inscribió el Gohonzon para nosotros, a partir de la suprema ley del Budismo."

"El propósito fundamental del estudio budista es consolidar la Fuerza de la Fe y la Fuerza de la Práctica. La oración es el producto de la sabiduría humana. En el Budismo de Nichiren Daishonin, la oración es una forma de franquear el abismo entre esos deseos y la realidad, basada en la Ley del universo. Esto tal vez sea un poco difícil de entender, pero cuando oramos al objeto de respeto fundamental -el Gohonzon-, comienza a funcionar el principio budista de la fusión entre la realidad y la sabiduría. La realidad objetiva del Gohonzon y la sabiduría de nuestra mente se fusionan en el nivel más profundo y esencial. En otras palabras, en la oración se
fusiona nuestra vida con la ley suprema del universo."

Tal como somos:

"Una estudiante escribió para preguntar cuál es la forma correcta de orar. Basicamente, sean ustedes mismos. Es lo más importante. Respeten el Gohonzon como base fundamental de su vida, diríjanse a él y traigan sus problemas al ámbito del Gohonzon con la misma naturalidad con que un bebé busca el pecho de su madre. Cuando estén sufriendo o cuando estén tristes, no hay necesidad de fingir que todo esta bien o de poner buena cara; invoquen daimoku tal como son y se sienten, y den expresión libre y franca a lo que llevan en el corazón. No hay nada extraordinario en la oración; es desear algo con toda el alma."

Calidad o cantidad:

"Practicamos el Budismo para poder ser felices. Entonces, lo importante es que a cada uno le quede un sentimiento de profunda satisfacción luego de invocar daimoku. No hay reglas ni recetas sobre la cantidad de horas que hay que dedicar a la oración. A veces es útil ponerse un objetivo diario, pero cuando uno está cansado o se está durmiendo, y no se entiende ni el daimoku que sale de sus labios, lo mejor es dejar ahí e irse a dormir. Con las fuerzas repuestas, uno podrá orar con mucha mayor energía y concentración a la mañana siguiente; creo que esto es mucho más productivo.
Cuando uno hace daimoku, es importante la postura alerta, sincera y concentrada; no está bien orar en forma dispersa o somnolienta. Lo esencial es que nuestro propio daimoku nos deje satisfechos y con una sensación refrescante, para poder exclamar, cuando terminamos: ¡ah, esto sí que es sentirme bien! Cuando uno fortalece esta vivencia día tras día, naturalmente encauza su vida en la dirección más positiva".

Tornar contacto con la fuerza vital interior, para revelar todo nuestro potencial:

"Cuando uno invoca, está grabando la causa de su propio triunfo. El daimoku obra en beneficio de uno mismo; incrementa la fuerza vital y agudiza las facultades mentales. No es correcto creer que, por el sólo hecho de invocar sin que medie un serio esfuerzo en el estudio o en el trabajó, uno va a obtener mejores resultados. El logro de cualquier oración comienza con el esfuerzo concreto que uno decida aplicar en pos de ese objetivo. Si uno cree que las cosas saldrán tal cual uno decidió en sus oraciones, porque uno seguirá esforzándose hasta el final, entonces la mente se colma de esperanza y optimismo, y la convicción rebosante hace que las oraciones se traduzcan en respuestas, sin falta. Al mismo tiempo, cuando uno hace daimoku puede ver qué esfuerzo hace falta realizar para tener éxito en los estudios, en el trabajo y en la vida, y esto es algo que uno ve tan claramente como el sol
alumbra la Tierra cada mañana. La fe y la oración son usinas que ponen en marcha nuestro esfuerzo. Pero el esfuerzo es algo que nosotros mismos debemos hacer".

Es importante que la oración sea concreta:

"Orar de una forma difusa y sin objetivos es como disparar una flecha sin apuntar al blanco. Cuando uno se dirige al Gohonzon, debería hacerlo con el deseo poderoso y apasionado de que su oración se haga realidad. Quien piensa: si invoco, todo tiene que salirme bien, más que orar, está cayendo en una simple expresión de deseos. La oración que es seria, comprometida y sincera, donde uno pone íntegramente la vida, el cuerpo y el corazón, jamás deja de ser transmitida al Gohonzon".

Nuestras oraciones reflejan nuestro estado de vida:

"La oración no es un asunto tan simple como algunos podrían pensar. No obstante ello, es importante recordar que nuestras oraciones siempre reflejan nuestro estado de vida. En tal sentido, son un medio solemne para elevar el propio estado. Para obtener exactamente los resultados por los que uno está orando, también es crucial orientar esfuerzos directos y sinceros hacia esa meta. Esta es la verdadera práctica de manifestar la fe en la vida cotidiana."

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